lunes, 1 de diciembre de 2008

Adicciones: Esclavos de la Angustia

El 2 de diciembre se conmemora el día en que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena, suscrita en 1949. Posteriormente, en 1996, la Asamblea General decidió que ese día se designara como el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud.Pero más allá de las connotaciones tradicionales que tiene esta fecha , voy a permitirme compartir con ustedes una mirada personal al tema, pues la palabra Esclavitud, indefectiblemente me lleva a las Adicciones.

Cuando hablamos de adicciones, en general lo asociamos a las drogas, pero estas son sólo una de sus múltiples caras: el alcohol, el tabaco, los fármacos, la obsesión por el sexo, el aspecto físico, el trabajo, el juego y hasta los propios adictos pueden ser una adición para su entorno. Lo común en estos casos, nos dice un especialista español, José Luis Cañas, es la existencia de una experiencia buscada con tal ansiedad que lleva a perder el control cerebral y emocional.

Adicto viene del latín addictus, heredado o adjudicado. Se llamaba addictus al ciudadano al que el juez adjudicaba como esclavo a su acreedor por no tener ya nada con que pagar sus deudas. La addictio (adicción) era la sentencia por la cual se lo condenaba a la esclavitud.

En la esclavitud, lo mismo da estar atado por un hilo que por una cadena de hierro:
No se puede volar.


No confundamos, con esto no digo que todas las adicciones conllevan el mismo riesgo. Sería ridículo comparar la adicción a la limpieza con el consumo de pasta base, lo destructivo de esta última y la cercanía al delito son un capítulo aparte. Simplemente quiero transmitirles que lo importante es la persona, de ahí la imposibilidad de reducir el tema al abandono de una sustancia o a la modificación de una conducta.
Muchas veces me pregunté qué lo endeudó al adicto de tal manera , que entregó su propia vida. La respuesta no es el "objeto droga", no paga por él. Lo hace por ocultar su angustia, no precisamente la que inspiraba a los poetas y a los filósofos existencialistas; sino la cotidina, esa que queremos tapar a cualquier costo con lo primero que tenemos a mano.

Lo peor es que no alcanza. Lejos de ocultar una falta, el objeto droga la exhibe una y otra vez, provocando un inmenso sufrimiento, sufrimiento que hermana al adicto con su entorno.Nadie mejor que Antoine de Saint- Exúpery para evidenciar ese sentimiento en la gran melancolía que experimentó el Principito al visitar un planeta habitado por un borracho:

Al llegar al tercer planeta, se encontró con un borracho. El principito le preguntó para que tomaba y el borracho decía que para olvidar, él le pregunto para olvidar qué. El borracho le respondió que para olvidar la vergüenza. ¿Cuál vergüenza? - repreguntó el principito. El borracho dijo entonces que la vergüenza de beber, y se encerró definitivamente en el silencio. El principito se fue, perplejo. Las grandes personas son decididamente muy pero muy raras, se dijo a sí mismo durante el viaje.

El borracho sólo podía hablar de la bebida, no encontró nuevas palabras para describir su estado. Una versión psicoanalítica del tema relaciona la palabra adicción con adictun , que significa: a: sin / dictun: dicho : sin dicción - sin palabra - lo no dicho .
'El poder de la palabra' resultará entonces un camino hacia la libertad.La palabra crea mundos, el adicto necesita crear porque no aprendió a creer que 'se puede' convivir con la angustia.

La posibilidad de un nuevo aprendizaje, abre el camino a la prevención y la recuperación. Independientemente de la discusión sobre si el adicto nace o se hace por el entorno socio-familiar (que me permito decirles que ambas cosas son ciertas), apuesto a enfatizar la posibilidad de recuperación de la persona y fundamentalmente el uso de la palabra como una herramienta preventiva.
Cañas dice también que nadie se acuesta abstemio y se levanta alcohólico; la entrada en el mundo adictivo es un proceso acumulativo. Quien conozca a un adicto entenderá muy bien de que habla: ¿Cuántas alertas desoímos hasta el día que nos topamos con ese monstruo llamado adicción?

Se cumple este nuevo aniversario del Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, y probablemente no se hable de adicciones, sin embargo ellas son una de las formas de esclavitud que caracterizan este siglo. Sería muy hipócrita de mi parte si, conociendo como conzco el tema, no lo pusiese en palabras.

En guaraní, ñeñé significa palabra y también significa alma. Parafraseando a Eduardo Galeano que nos dice que quien miente la palabra traiciona el alma, diría que quien silencia la palabra mata su alma.No casualmente a los Adictos se los llama los "Muertos vivos".

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